Texto: María José Parejas
Os noivos queriam algo muito elegante, por isso o decorador Quito Velasco lhes ofereceu um clásico salão aristocrático. A grande mudança estrutural no salão Exibición do Hotel Los Tajibos, fez com que o ambiente ficasse completamente diferente.
A primeira surpresa para os convidados foi quando entraram no grande salão: as paredes estavam cobertas em veludo verde musgo, alternado o tecido com folhagens. O centro das atenções foi uma grande cúpula revestida com folhagens verdes e flores, sob quatro colunas brancas, onde aconteceu a cerimônia civil. Complementada por cadeiras clássicas revestidas em pano de ouro.
A festa foi realizado no salão, onde foram construídas nove cúpulas com arcos pontiagudos, de sete mestros de altura para abrigar os 450 convidados. Embaixo de cada cúpula estavam as mesas dos convidados, que como centro de mesa, tinham uma combinação de castiçais, vasos e fruteiras de prata repleto de flores brancas.
A pista de dança tinha um design clássico com piso xadrez coroada por um enorme jardín suspenso, trabalhado com folhas, ficus, heras, samanbaias e pequanas luzes de LED. Além disso, na entrada da pista encontraba-se uma enorme gaiola antiga – que pertenceu a princesa Glorieta de Sucre – sobre gramados e sob um céu estrelado.
A mesa do bolo também foi um dos destaques, rodeada de um charmosa jardín de hortências e ixofilias. Os doces e chocolates, a cargo da Confetti, foram apresentados como flores em grandes vasos e o bolo, uma criação de Dalcy Flores, chamou a atenção pelos toques de dourado. Os noivos queriam um casamento elegante, glamouroso e diferente: e o objetivo foi cumprido!
Los novios querían algo muy elegante, por lo que el diseñador Quito Velasco les propuso un clásico salón aristocrático. El gran cambio estructural y de imagen, que tuvo el salón Exhibición del Hotel Los Tajibos, hizo que se convirtiera en un espacio completamente diferente.
La primera sorpresa para los invitados fue cuando entraron al gran hall: las paredes estaban tapizadas en terciopelo verde musgo, alternados por tejidos de follaje. El centro de atención fue una gran cúpula tejida en follaje verde con perfil de flores sobre cuatro columnas blancas, donde se desarrolló la ceremonia civil. Complementadas por sillas clásicas en pan de oro.
Luego se realizó la fiesta en el salón. Allí se construyeron nueve bóvedas con arcos de ojival de siete metros de altura para albergar a los 450 invitados. Debajo de cada bóveda estaban las mesas de los invitados que, como centro de mesa, tenían una combinación de candelabros, jarrones y fruteros de plata atiborrados con flores blancas.
La pista de baile tenía un diseño clásico de piso de ajedrez y estaba coronada por un enorme cielo falso, trabajado en hojas de ficus, hiedras, helechos y estolas de pequeñas luces leds. Además, el ingreso a la zona del baile se anunciaba con una enorme jaula antigua ―perteneciente a la princesa de la Glorieta de Sucre―, sobre diseños de tepes de pasto bajo un cielo estrellado.
La mesa de la torta también es digna de resaltar, pues estaba rodeada de un hermoso jardín de hortensias y ixofilias. Los dulces y chocolates, a cargo de Confetti, estaban colocados como flores en grandes jarrones, y el pastel, una creación de Dalcy Flores, llamaba la atención por los toques en color oro. Los novios querían una boda elegante, glamorosa y diferente: el objetivo se cumplió.
DATOS
novios Judith Carolina Parada Méndez y Diego Barbery Coca • decoración y flores Quito Velasco • recepción social salón Exhibición del hotel Los Tajibos • fotografía ambiental Álvaro Mier – Ambiental • mobiliario, mantelería, cristalería, cubertería d´Etiqueta Rental • torta Dalcy Flores • dulces y chocolates Confetti
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